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23 May, 2022
Dentro del ciclo de Meetup organizado por la Fundación PTS sobre la investigación llevada a cabo durante la pandemia, con el título ‘¿Qué fue de la investigación en COVID_19?’, el pasado 6 de mayo tuvo lugar un tercer encuentro online centrado en los proyectos de investigación surgidos en el ámbito hospitalario. La cita contó con las ponencias de Federico García, jefe del Servicio de Microbiología y responsable del área de I+D en el Hospital Universitario Clínico San Cecilio (HUCSC); María Núñez, especialista en Farmacia Hospitalaria del HUCSC y Silvia Martínez-Diz, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública del HUCSC.
Como concluyó la propia Silvia Martínez-Diz a modo de resumen, la cita sirvió para demostrar cómo “desde tres puntos de vista totalmente distintos”, estos tres estudios pueden confluir con un objetivo común: buscar la solución a un problema que llevamos sufriendo desde hace más de dos años y en el que toda la investigación médica se ha volcado. “Todos partimos de un profundo interés por encontrar soluciones, y vemos cómo parece que toda la investigación se acopla finalmente como un puzzle para conseguirlo”, afirmó.
Anticuerpos y vacunas
El primer estudio, presentado por Federico García, ha intentado evaluar la evolución de los anticuerpos en una cohorte de 99 profesionales sanitarios vacunados (76 hombres y 23 mujeres), con edades entre 27 y 60 años, y de los que 11 ya habían sido preexpuestos a SARS-CoV-2 con antelación a la vacuna. “Queríamos ver qué pasaba en el tiempo con la capacidad de neutralización del virus que se producía en los anticuerpos generados en los profesionales vacunados con Pfizer”, explicó Federico García. Los resultados demuestran cómo el nivel de anticuerpos sube de forma notable tras la vacunación, pero evoluciona de manera negativa conforme avanza el tiempo tras la vacuna. “Desde el punto de vista microbiológico, mi postura es que, mientras sigamos en pandemia, tendríamos que hacer vacunación de refuerzo cada seis o nueve meses. Al menos hasta que podamos pasar de pandemia a epidemia estacional, y entonces nos tendremos que vacunar estacionalmente, como en el caso de la gripe”, afirmó. La clave, según apuntó el Dr. García, es que aparezcan nuevas vacunas frente a SARS-CoV-2 “que tengan capacidad esterilizante y no sólo capacidad neutralizante”, una idea que también refrendó Silvia Martínez-Diz. “Hasta que no se encuentre una vacuna que sea esterilizante a nivel de la faringe, habrá que seguirse vacunando”, reafirmó.
El estudio, liderado por la investigadora Esther Serrano-Conde, ha sido recientemente publicado en la revista Transboundary and Emerging Diseases.
Interleuquinas
María Núñez, especialista en Farmacia en el HUCSC, presentó un proyecto sobre la identificación de moléculas de la ruta de señalización de la IL-6 como factores predictores de resultado clínico en COVID 19. “Hemos visto que los pacientes con infección de COVID-19 sufrían en ocasiones un estado inflamatorio completamente desmesurado en las últimas fases, que llevaban al final a un fallo inmunológico que derivaba en la muerte. Nuestro objetivo era determinar biomarcadores que tuvieran capacidad predictiva para la gravedad de nuestros pacientes, pero centrándonos en la ruta de señalización de la IL-6”, aseguró María Núñez. El proyecto, que será publicado en la revista Frontiers, ha conseguido reclutar una cohorte de 366 pacientes, de los que 308 corresponden al Hospital Clínico San Cecilio, y 128 al Hospital Virgen de las Nieves.
Genética
“Nuestra idea era poner todos los conocimientos que tenemos en genética para intentar encontrar una solución a la pandemia; volcar toda esa información para ver cómo se podía predecir la respuesta del virus desde la genética humana”. Ese era el objetivo del estudio presentado por la Dra. Silvia Martínez-Diz, especialista en Medicina Preventiva del HUCSC, titulado ‘Caracterización profunda de la serie blanca de pacientes con patología COVID-19 para su cribado por agresividad’ y desarrollado junto al Centro Genyo. La investigación comenzó en pleno inicio de la pandemia, con recogida de muestras desde los casos iniciales hasta la actualidad. Tras casi dos años desde el inicio de la enfermedad se conocen ya algunos de los factores que influyen en la gravedad del COVID, como la edad avanzada y la existencia de otras patologías como diabetes o hipertensión. “Pero esto no significa que personas jóvenes y sanas no puedan desarrollar un cuadro clínico grave o crítico cuando se infecta con COVID, así que todavía existen factores que son desconocidos y es lo que intentamos investigar”, destacó Martínez-Diz. En la actualidad el proyecto cuenta con una cohorte de 384 pacientes, clasificados en dos grupos: 192 pacientes con progresión de la enfermedad asintomática o leve y 192 pacientes con progresión de la enfermedad grave o crítica. “La clave de este estudio ha sido unir a dos grandes centros de investigación, como son el Hospital Clínico San Cecilio y el Centro Genyo, y basar el trabajo en una estrecha colaboración, en cooperación y compromiso y, sobre todo, en un gran entusiasmo de todos los investigadores por encontrar soluciones al problema acuciante que supuso la irrupción de la pandemia”, aseguró Silvia Martínez-Diz.
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