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23 April, 2025
En #MujeresPTS conocemos más de cerca a María José Sánchez Pérez, doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada y directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA) desde 2020. Se especializó en Microbiología y Parasitología Clínica en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves, y más adelante completó su formación en epidemiología clínica, promoción de la salud y bioética.
En 1997 se incorporó a la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) como investigadora del Registro de Cáncer de Granada con una beca en un proyecto internacional sobre Virus del Papiloma Humano y cáncer oral. Desde entonces, lidera un grupo de investigación y ha coordinado más de 30 proyectos a nivel europeo, nacional y regional centrados en epidemiología y etiología del cáncer, desigualdades sociales en salud, carga de enfermedad y supervivencia.
María José Sánchez es también Investigadora Principal del nodo andaluz de la cohorte IMPaCT de Medicina Predictiva, además de coordinar el Programa de Epidemiología y Control de las Enfermedades Crónicas del CIBERESP, y participar en proyectos europeos como CancerWatch y PROPHET. En 2025 ha sido nombrada representante de España en el Consejo Científico de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS.
– ¿Tuviste una vocación temprana?
Desde muy pequeña sentí una gran curiosidad por entender cómo funciona el cuerpo humano y por qué enfermamos. Crecí en Níjar, Almería, en una familia numerosa donde el estudio y el esfuerzo eran valores fundamentales. Aunque mi vocación científica se fue concretando con el tiempo, siempre tuve claro que quería trabajar para mejorar la vida de las personas, y encontré en la medicina, el cáncer y la salud pública un canal poderoso para lograrlo.
– ¿Tuviste algún referente que te inspirara?
Sí, y les estoy profundamente agradecida. He tenido la suerte de contar con personas generosas que me enseñaron el rigor científico y el compromiso social de la investigación. Entre ellas, destaco especialmente a la Dra. Carmen Martínez García, directora del Registro de Cáncer de Granada y profesora de la EASP, y al Dr. Manuel de la Rosa Fraile, jefe de servicio de Microbiología en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves y director de mi tesis doctoral. Ambos fueron fundamentales en etapas clave de mi desarrollo.
También me inspiran profundamente las mujeres pioneras que abrieron camino en ciencia y medicina cuando era mucho más difícil hacerlo, así como muchas compañeras actuales que lideran con excelencia y vocación, como la directora del Instituto de Salud Carlos III o la exrectora de la Universidad de Granada.
– ¿Qué te motivó a elegir una carrera en el campo científico-técnico?
La posibilidad de mejorar la vida de las personas a través del conocimiento. La ciencia no solo ofrece respuestas, también plantea preguntas fundamentales. Me atrajo su capacidad para transformar la realidad desde la evidencia, y para generar soluciones que no solo curan, sino que previenen, protegen y empoderan.
La investigación en cáncer, en particular, me ha permitido unir lo clínico, lo social y lo ético en una misma causa. Es un campo en el que el impacto es tangible, donde cada avance puede marcar la diferencia en la vida de muchas personas. Trabajar en salud pública añade una dimensión más: la de pensar en colectivo, en justicia social, en reducir desigualdades. Además, la ciencia ofrece un espacio de aprendizaje continuo, de conexión con otras disciplinas y de servicio a la sociedad. Elegir este camino fue también una forma de comprometerme con la mejora del sistema sanitario y con la construcción de un futuro más saludable y equitativo para todas y todos.
– ¿Cómo imaginabas que sería tu vida profesional y cómo ha sido tu andadura como mujer en el ámbito STEM?
Imaginaba que sería una carrera comprometida, pero no fui plenamente consciente de lo complejo que podía resultar abrirse camino en ciertos espacios. Elegí cambiar de especialidad —de microbiología a epidemiología del cáncer—, y fue una decisión difícil, pero que me abrió nuevas puertas. He vivido los retos de la conciliación, de la burocracia que muchas veces ahoga la ciencia, de la lucha por la estabilización del talento joven. Pero también he tenido la fortuna de trabajar con equipos excepcionales, con vocación, talento y compromiso. La clave ha sido mantener la pasión, la perseverancia y la convicción de que cada esfuerzo suma.
Y nunca, nunca imaginé llegar hasta donde estoy ahora. Hoy sigo siendo la única directora científica de un Instituto de Investigación Sanitaria en Andalucía, lo cual dice mucho del camino que queda por recorrer.
– ¿Qué desafíos has enfrentado en tu carrera y cómo los ha superado?
La conciliación entre la vida personal y profesional ha sido, sin duda, uno de los mayores retos. La ciencia no entiende de horarios, y cuando además asumes tareas de gestión, docencia e investigación, el equilibrio se vuelve aún más complejo. También he vivido de cerca la dificultad del reconocimiento del liderazgo femenino y el esfuerzo extra que muchas veces tenemos que hacer las mujeres para que se nos escuche, respete y valore en igualdad de condiciones.
Romper techos de cristal no es fácil, y muchas veces se hace en silencio, desde el trabajo constante y sostenido. Lo he superado con perseverancia, formación continua, capacidad de adaptación, y —muy especialmente— rodeándome de equipos comprometidos, diversos y multidisciplinares, con los que comparto valores, objetivos y vocación de servicio público. También ha sido clave asumir que el error forma parte del camino, y que el liderazgo se construye desde la colaboración, no desde la imposición.
– ¿Qué cambios cree que son necesarios para mejorar la participación y liderazgo femenino en las áreas científicas y tecnológicas?
Necesitamos una transformación estructural. Hace falta más visibilidad de referentes femeninos en todos los niveles, desde las aulas hasta los espacios de decisión. Es imprescindible reforzar las políticas institucionales de igualdad, implementar medidas reales de conciliación y corresponsabilidad, y abordar de forma decidida los sesgos de género que siguen presentes en la evaluación de los méritos, el acceso a posiciones de liderazgo y la financiación de la investigación.
También es fundamental que los planes de igualdad no se queden en el papel y se traduzcan en acciones concretas: formación en igualdad, mentorización, liderazgo inclusivo y evaluación con perspectiva de género. Porque el talento no tiene género. Y solo lograremos avances reales si sumamos todas las miradas y experiencias en la construcción del conocimiento.
– ¿Qué consejo darías a aquellas personas interesadas en desarrollar una carrera científica?
Que no se rindan.
Que entiendan que la carrera científica no es lineal, y que los obstáculos no definen su valía.
Que cultiven la curiosidad, la constancia, el pensamiento crítico y la pasión por aprender, porque son sus mejores aliadas.
Que se rodeen de personas que les inspiren, que compartan su entusiasmo y que les ayuden a crecer.
Y, sobre todo, que no duden en formar parte de grupos de investigación, porque la ciencia es un esfuerzo colectivo. La diversidad de voces y perspectivas es lo que enriquece la investigación y la conecta con las necesidades reales de la sociedad. El conocimiento es una herramienta de transformación, y quienes lo generan tienen una responsabilidad y una oportunidad única de contribuir al bien común.
– ¿Qué logros o aspectos de tu carrera destacarías como más significativos o relevantes?
Destacaría varios hitos. Uno de los más importantes es haber contribuido de forma decisiva al fortalecimiento del Registro de Cáncer de Granada, una herramienta esencial para la vigilancia epidemiológica, la planificación sanitaria y la investigación en cáncer. Como directora científica del ibs.GRANADA, he trabajado para consolidar una estructura de investigación biomédica de referencia, promoviendo la colaboración interdisciplinar, el talento joven y el impacto social de la ciencia.
A nivel nacional, coordino el programa de epidemiología y control de enfermedades crónicas del CIBERESP y soy la IP andaluza de la cohorte IMPaCT, uno de los mayores esfuerzos actuales para desarrollar medicina predictiva y de precisión en España. También participo en la iniciativa europea CancerWatch, que permitirá mejorar la calidad y oportunidad de los datos de los registros de cáncer poblacionales a nivel continental.
Asimismo, soy la investigadora principal de EPIC-Granada y coordinadora nacional de EPIC-España, una de las cohortes epidemiológicas más relevantes de Europa para el estudio de la relación entre dieta, estilo de vida y cáncer. Este proyecto, que forma parte de EPIC-Europa, coordinada por la IARC (OMS), ha sido y sigue siendo fundamental para generar conocimiento sobre los factores modificables en la etiología del cáncer y otras enfermedades crónicas, así como para diseñar estrategias de prevención basadas en evidencia.
A nivel personal, me honra haber sido reconocida entre las 100 mujeres más influyentes de Andalucía por Forbes Women, recibir la Medalla de Oro de la Ciudad y la Provincia de Granada, y formar parte del Top 100 de líderes en ciencia del diario El Español. Estos reconocimientos no son solo personales, sino reflejo del valor del trabajo colaborativo, sostenido en el tiempo y orientado a mejorar la salud pública desde una perspectiva integradora.
– ¿Qué es lo que más te apasiona de tu labor? ¿Y lo más complejo?
Me apasiona saber que mi trabajo puede contribuir a reducir la carga del cáncer y mejorar la equidad en salud. Poder generar evidencia útil para la toma de decisiones, identificar desigualdades, promover la prevención y trabajar en red con profesionales de distintas disciplinas es profundamente gratificante. Cada dato bien interpretado, cada análisis riguroso, es un paso más hacia políticas sanitarias más justas.
Lo más complejo es conseguir que la investigación llegue realmente a quien la necesita: los pacientes y la sociedad. Traducir el conocimiento científico en impacto real no es automático ni sencillo. Requiere tiempo, estrategias de transferencia eficaces, colaboración con gestores, clínicos y ciudadanía, y vencer inercias del sistema.
– ¿Cómo equilibras tu vida profesional con tu vida personal?
No es fácil. La investigación exige mucha dedicación, pero con el tiempo aprendes a organizarte mejor, a delegar y a encontrar espacios para ti y los tuyos. El equilibrio es dinámico, no siempre perfecto, pero sí necesario.
He aprendido que también hay que cuidar el bienestar emocional y priorizar momentos que recarguen energía: una caminata junto al mar, una conversación con amigas, o tiempo de calidad con la familia.
Rodearte de un buen equipo también es clave: cuando confías, puedes soltar. Y asumir que no se puede llegar a todo, ni hacerlo todo a la vez, también forma parte de ese equilibrio.
– ¿Participas o formas parte de algún tipo de actividad de divulgación científica? ¿Qué opinión o importancia le otorgas a estas?
Sí, participo activamente en actividades de divulgación científica. Colaboro con medios como The Conversation o el Blog Salud y Mujer del Grupo Joly, y participo regularmente en eventos como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la Noche Europea de los Investigadores o la Semana de la Ciencia.
En 2024 recibí con gran ilusión el premio Muy Mujeres Científicas de la revista Muy Interesante, un reconocimiento que pone en valor el papel de las mujeres en la generación y transferencia de conocimiento.
Creo firmemente que la divulgación es clave para acercar la ciencia a la ciudadanía, generar conciencia crítica y fomentar vocaciones científicas en niñas y jóvenes. La ciencia necesita salir de los laboratorios y hablar el lenguaje de las personas.
– ¿Qué te aporta y cuál es tu valoración del ecosistema de innovación y transferencia de conocimiento que es PTS Granada?
Uno de los aspectos que más valoro del PTS Granada es su capacidad para integrar conocimiento clínico, investigación aplicada e innovación en salud. Aquí conviven instituciones como el ibs.GRANADA, los hospitales, la Universidad, la Escuela Andaluza de Salud Pública y empresas del sector biosanitario. Esta sinergia permite que el conocimiento generado se transfiera más rápidamente al sistema sanitario y a la sociedad. En nuestro caso, hemos impulsado desde el ibs.GRANADA numerosos proyectos colaborativos que responden a necesidades reales, con una fuerte vocación pública. El PTS es también un espacio que facilita la colaboración multidisciplinar, que es uno de los sellos de nuestra forma de trabajar.
¿Cómo es trabajar en nuestra región, qué singularidades señalarías de PTS Granada?
Trabajar en Granada es un privilegio. Hay talento, infraestructura, vocación y colaboración. El PTS es un ejemplo de cómo se puede hacer ciencia de calidad desde una ciudad mediana, con impacto nacional e internacional.
Trabajar en Granada, y particularmente en el entorno del Parque Tecnológico de la Salud (PTS), es una oportunidad única. Este ecosistema favorece la colaboración entre centros clínicos, académicos y de investigación, además de contar con el impulso de instituciones comprometidas con la innovación. Desde el ibs.GRANADA hemos promovido un modelo basado en la excelencia científica, la interdisciplinariedad y la transferencia de conocimiento al sistema sanitario y a la sociedad.
PTS Granada representa una forma de hacer ciencia desde Andalucía con proyección internacional. Su potencial reside en la cercanía entre profesionales, la existencia de estructuras consolidadas como la EASP, el ibs.GRANADA o la Universidad de Granada, y una comunidad científica comprometida con la equidad y el desarrollo sostenible.
– ¿Cómo ves el futuro en tu área/especialidad? ¿Qué innovaciones esperas ver en los próximos años?
Veo un futuro prometedor en medicina personalizada y prevención del cáncer. Espero avances importantes en el desarrollo y aplicación de biomarcadores, inteligencia artificial para la predicción de riesgos, y estrategias de intervención más equitativas y costo-efectivas.
La integración de datos de cohortes poblacionales con información genómica, ambiental y social permitirá afinar mucho más la identificación de grupos de riesgo y adaptar las intervenciones a las necesidades reales de las personas. También veremos crecer la investigación traslacional y la ciencia de datos aplicadas a la salud pública.
En este contexto, es fundamental que la innovación tecnológica vaya acompañada de evaluación de impacto, visión ética y estrategias que aseguren el acceso equitativo a los avances, para no aumentar las desigualdades existentes.
– ¿Cuál es tu visión del presente y perspectivas de futuro del sector de las ciencias de la vida y la salud en Granada y en Andalucía?
Tenemos una posición sólida y mucho potencial de crecimiento. Granada es un polo de referencia en investigación biomédica, con instituciones como el ibs.GRANADA, la Universidad de Granada, la Escuela Andaluza de Salud Pública, el PTS y los hospitales. Este ecosistema facilita el trabajo en red, el enfoque interdisciplinar y la transferencia de conocimiento.
En Andalucía se están consolidando estructuras de investigación, modelos de medicina de precisión y alianzas estratégicas como la cohorte IMPaCT, que posicionan a la región en la vanguardia del ámbito biomédico. También estamos dando pasos relevantes en participación ciudadana en ciencia, salud digital y promoción de la salud desde una perspectiva integral.
El futuro dependerá de seguir apostando por el talento joven, la colaboración entre disciplinas, la financiación estable y una ciencia orientada al bien común. Granada y Andalucía tienen los ingredientes para liderar una transformación basada en conocimiento, innovación y justicia social.
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